Se fue el equipo de Neymar, de Robinho, de Pato, de Ganso, de Elano y de toda la gente brava que trajo Menezes a Argentina. Se fue el pentacampeón del mundo, el que campeonó cuatro de las últimas cinco Copa América que se han realizado. Se fue el equipo joven que pregonaba sobre el “jogo bonito”, pero prometen volver recargados. Y probablemente lo hagan. Vamos, es Brasil. Sus jugadores son jóvenes y técnicamente superdotados. ¿Y por qué se fue? Porque al frente estuvo Paraguay, con aquella forma de jugar tan conocida, que tumba gigantes, que se agranda ante las adversidades, que tiene la defensa más sólida del continente hace más de quince años. Ese Paraguay que armaron desde Carpeggiani hasta Martino y que disfruta su gente.
Te topaste con el arquero de la Copa, Brasil. Partidazo de Justo Villar, incomprensiblemente en el modesto Valladolid de España. Lo recuerdo en Newell’s hace unos años, ya derrochaba talento y seguridad en el arco. La defensa paraguaya no estuvo del todo sólida, pues Brasil creó jugadas de peligro constantemente, y no pocas. El mediocampo paraguayo no pudo detener a los creadores y extremos del “Scratch”. Idea al aire: ¿sería irreal apostar por una banda derecha con Maicon y Dani Álves? Como para probar, ¿no? En este partido no hay mucho que reprocharle al equipo brasilero. No demostró gran fútbol a lo largo de la Copa y quizás hoy realizó su mejor partido, pero el arco se le cerró. O se lo cerró Villar: tapó, literalmente, hasta con los huevos.
Dato curioso: Paraguay está en semifinales tras empatar los cuatro partidos que jugó. No ha ganado ni lo han derrotado. Debe ser un caso atípico en la historia de la Copa América.
La garra que tiene Haedo Valdéz, la presencia que imponen Verón y Da Silva, la velocidad y sorpresa que simboliza Estigarribia… el equipo que tiene Paraguay. No han ganado aún en la Copa, pero en eso radica siempre la magia de la selección albirroja: nunca enamora con su fútbol, pero hace, por lo menos, lo justo. No vas a ver a Vera lanzando caños, a Lucas Barrios llevándose a cinco jugadores y definiendo de lujo. Imposible. Paraguay te propone un juego serio, quizás monótono, pero efectivo. Sus bases son la anticipación, la concentración, el pase seguro, el juego efectivo por arriba, sus mujeres en la tribuna —qué grata revelación—…
Los penales fue algo surreal. Cuatro pateados por parte de Brasil y los cuatro fallados. La cancha estaba mal; el pasto explotaba con cada patada y barrida. Y ante eso, Paraguay apostó a la contundencia antes que a poner la pelota en el ángulo imposible. Brasil no lo entendió, no pudo traicionar su esencia del “jogo bonito” y trató de colocarlas todas arriba o al costado del palo. Y lo pago carísimo: con su prestigio.
muy cierto todo lo dicho.. lastimosamente tanto argentina como brasil no son capaces de aceptar que no son los unicos del futbol en america.. y somos los "pequeños" Perú,Uruguay,Venezuela y mi querido Paraguay los protagonistas del deporte mas popular del mundo... y somos la prueba de que con humildad se llega lejos.. excelente articulo..:)
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