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jueves, 27 de enero de 2011

‘Chemo’, ¿seguro de lo que estás haciendo?

Aún haciendo memoria es imposible recordar con exactitud la cantidad de futbolistas que vienen siendo voceados para convertirse en el armador que la ‘U’ requiere para la temporada 2011. Como si el gasto hecho hasta el momento no fuera suficiente, la Junta Transitoria parece empecinada en concederle a ‘Chemo’ Del Solar un último refuerzo con miras al Descentralizado y la Sudamericana: el ‘10’, la cereza del helado de la suerte de ‘dream team’ que se viene armando en Ate.
Pero el asunto toma matices carnavalescos a medida que los días pasan y ninguna contratación se concreta. Por las portadas de los diarios han desfilado nombres como los de Giovanni Hernández, Marcelo Gallardo, Macnelly Torres, Ariel Ortega, Álvaro Recoba, Lucas Castromán, el propio Gustavo Rodas, un par de jóvenes jugadores de River Plate y Colón de Santa Fe, el tal Morel recientemente, entre tantos otros que resulta imposible mantener un registro minucioso. Siendo claros y conociendo cómo se viene manejando el club en los últimos 15 años (por decir algo), al final no sería extraño que nadie termine llegando. Más allá de eso, paso a preguntarme: ¿realmente Pablo Vitti, jugador por el que se ha realizado una inversión de aproximadamente millón y medio de dólares y que viene de ser el mejor jugador de la temporada 2010 EN EL PUESTO DE ‘10’, no puede cumplir la función que ‘Chemo’ desea?
Resulta un poco absurdo -así como bastante pretencioso- pensar que podemos costear un mediocampo con tantos jugadores de peso. ¿Es necesario seguir invirtiendo en un ‘10’ cuando ya nos trajimos al mejor volante creativo del medio?, ¿es tan determinante el empleo de Vitti por la banda derecha, como desea hacer Del Solar?, ¿por ese costado no sería bueno aprovechar la velocidad y el físico de un todoterreno como Miguel Torres?, ¿no puede el DT arreglárselas con el equipo que ya tiene? Evidentemente, no pretendo armarle el once al entrenador, pero creo que debería ser más consciente de la situación económica y deportiva por la que atraviesa la institución antes de pedir a la dirigencia que reviente la billetera en contrataciones que quizás no son tan determinantes.
Hablando de eso, ¿era el chileno Álvarez tan necesario cuando se tiene a Revoredo por esa banda?, ¿necesitábamos que Pedro García llegue a retirarse en el equipo?, ¿es realmente Ísmodes el jugador que solucionará nuestros problemas en ofensiva? Saludo las contrataciones de gente como Fano, Tomasevich, ‘Tierra’ Mendoza, el chiquillo Saco-Vértiz o la vuelta de Balta, pero no caigamos en el afán de contratar por contratar, ya que podría ser justamente esa manía la que nos lleve a gastar en los próximos días un dineral innecesario en un ‘10’ que no rinda lo que se tiene pensado.
Como sea, mi hinchaje hacia el equipo me hace desear que ‘Chemo’ tenga razón; que demuestre que realmente sí existe una idea detrás de tantas contrataciones: ojalá que Ísmodes sea la revelación del campeonato, que Álvarez tenga el desempeño de un Galván, que Pedro García sea el goleador del equipo o que el ‘10’ que venga (si viene uno finalmente) forme una sociedad de temer con un Vitti recostado sobre la banda derecha. Ojalá que ‘Chemo’ saque sus credenciales de entrenador capacitado de una vez por todas y me tape la boca de manera contundente; que todo le salga a la perfección. De todo corazón, ojalá que me haga dejar de escribir críticas al club que tanto quiero.

martes, 25 de enero de 2011

El obrero elegante

Hay quienes gustan de Josepmir Ballón. Es cierto que es un volante correcto, de pie criterioso e inteligencia para el traslado del balón. También es cierto que, para ser un centrocampista, este joven jugador recorre la cancha de forma atípica para la mayoría de jugadores peruanos en el puesto. Una cosa es acaparar espacios con inteligencia más que con velocidad y fuerza y otra es, simplemente, no tener capacidad para las debidas coberturas o para generar ocaciones de gol para su equipo. Él tiene ambas.

Ballón, de 22 años, fue una de las apuestas de Ángel Cappa para River Plate, un fichaje que ilusionó a muchos peruanos que, optimistas -para variar-, creyeron ciegamente en el éxito de su compatriota, quien fuera uno de los últimos jugadores en incorporarse al equipo nacional en ese fracaso llamado Eliminatorias Sudáfrica 2010. Aunque entiendo la calidad de Cappa como técnico, así como su gusto por un buen libro y los pasesitos bonitos, no digiero cómo buscó en el jugador peruano una pieza de la columna vertebral de un grande de Argentina. Ballón, es cierto, tiene condiciones, pero no es ni el Batman ni el Robin de ningún mediocampo.

Por supuesto, tuvo  buenas actuaciones en San Martín, pero jamás demostró ser irremplazable, tanto así que el campeón peruano no sufrió con su partida, pues fue bien suplido por Adan Balbín, otro joven con proyección, aunque de presencia más picapiedrera. Los dotes de Ballón recaen en algo tan simple -aunque a veces escaso para nuestro particular medio- como saber cómo y cuándo limpiar una jugada, tener la paciencia para retroceder una iniciativa de ataque o el no caer en el juego brusco de matón de barrio. Esta "limpieza" para el pase la traduce también a tareas defensivas. No siendo un 'pulpo' ni un 'puma' del mediocampo, su corte defensivo podría ser confundido con la elegancia de quien es un obrero que marca tarjeta de salida con las manos y uniforme de trabajo limpios. No asiduo a cometer infracciones alevosas, habría que preguntarse si el muchacho es, en efecto, un buen defensor.

Lo que peor hizo en Argentina fue la marca. Confeso de su lentitud para el cruce o anticipación y conciente de la falta de fuerza para el choque, Ballón daba signos de ser un jugador promedio en un puesto que requiere nota sobresaliente en algunos aspectos del juego. Con menos rodaje que en la San Martín y sin ninguna actuación que valga la pena recordar, su futuro en River Plate parece destinado al silencioso fracaso.

Recientemente medios argentinos, incluído el portal oficial del equipo "millonario", recalcan la nula trascendencia del peruano y dan por hecha su eventual salida. Markarián, técnico de nuestra engreída y alicaída bicolor, ha manifestado su deseo de seguir contando con él a pesar de sus pocos minutos de juego. No es ningún secreto que Ballón es parte importante en su esquema, como un mariscal que distribuye con lógica y sapiencia la fuerza y sector de los ataques. Sin embargo, desde este rinconcito de post, les damos la primicia de que Josepmir no es el mejor peruano en ese puesto. Otro jugador, 10 centímetros más bajo, 9 años mayor y de características diferentes lo supera: Rainer Torres es el motor que necesitamos para andar mejor.
El jugador de la 'U' tiene más dinámica, mayor velocidad para la salida, mejor visión para asistir a los de adelante, mayor peso ofensivo y una marca más certera. Posee mayor experiencia traducida en ventaja para aquello en lo que Ballón tiene como una de sus principales virtudes: ubicación en la cancha. Como mediocentro, enlace del campo propio y rival, Rainer ofrece mayor protagonismo, más variantes de juego, mayor empatía con los compañeros sobre el césped y, sobretodo, siempre abandona la jornada habiéndose ensuciado como obrero, quizás por su formación crema para el aguerrido despliegue.

Ballón es, sin duda, material de selección (peruana). Incluso titular, a quién engañamos. Pero existe un mejor valor para esa posición del campo, quien quizás no tenga su ascendente pasado con partidos en sub 17 y sub 20 (2007, cero puntos en dicho torneo), pero sí con experiencia europea y mayor kilometraje con el uniforme de la selección. El presente y futuro de nuestro mediocentro, sin embargo, parece pertenecer al ahora cuestionadísimo jugador de River Plate. Esperemos que la franja roja de la selección le siente mejor que la del equipo argentino.

miércoles, 19 de enero de 2011

El hambre de Luis Guadalupe

Luis Guadalupe desata diferentes opiniones, algunas de alta estima y otras de celosa resistencia. Su manotazos mientras cubre el balón producen críticas ya caseritas de los programas de fútbol, mientras que su salida desde el fondo de la zaga con balón controlado provoca quererlo como a una mascota que realiza su primer truco o a una abuelita que anota su primer gol en el PlayStation.

Con unas de cal y otras de arena, 'Cuto', espigado central moreno de poco salto y cabello, ha logrado mantenerse vigente en la recta final de su trayectoria futbolística. Haciendo un breve repaso, Luis Guadalupe ha sido capitán en sus últimos dos equipos, ambos de provincia. Fue líder del Aurich sensación de Franco Navarro y volvió a lucir el brazalete adornando el brazo en el León de Huánuco subcampeón 2010, también de Navarro.

El Aurich le ha vuelto a contratar, detalle no menor, pues este club es un verdadero ciclón del dinero. El Presidente de los rojos del norte, el señor Oviedo, no escatimó gastos para el plantel del 2010. Sus pretensiones de título quedaron alejadas de la realidad, es cierto, pero se trata sin duda de una institución con suficiente capital como para conseguir refuerzos de nivel. Sin duda, los gastos anteriores obligan a una importante mesura al momento de las contrataciones para la presente temporada, pero aquello no quiere decir que se le hará contrato a jugadores de escaso nivel.

'Cuto', se quiera o no, ha sido un fichaje importante. Olvidándonos de su nombre y apellido, se trata de un defensa fuerte y de gran talla, con pasado de selección y un importante kilometraje en el campo de juego. Como otro plus: conoce desde la interna el pasado reciente del club; incluso fue el capitán del equipo mostrando un buen nivel -digamos, para este olvidado rinconcito del mundo-. Ahora, pongámosle nombre y apellido a este fichaje y las apuestas sobre en qué fecha golpeará a un rival, cometerá un penal alevoso o meterá un autogol con el taco empezarán a rodar sin prisa pero con fuerza.

Este defensa, más cerca del retiro silencioso que la gloria del ídolo con hinchada limeña, nos ha entretenido con una carrera llena de altibajos, carisma y humildad. Humildad no por su estratosférico nivel de juego y en mérito de no vangloriarse del mismo, sino para poder llorar sin vergüenza ante las cámaras de televisión por la final perdida ante aquel reto imposible llamado San Martín, en lo que era la hazaña de su vida con el contexto que suponía.

Quizás se le recuerde más por el lejano pero vergonzoso problema con el ex árbitro Alberto Tejada, o por ser aquel jugador de la cancha que encendía a ambas hinchadas, una que vitoreaba sus largas trancadas a campo rival y otra que simulaba sonidos de primate en celo cada vez que tocaba el balón o mostraba cierta torpeza en sus movimientos. Acaso tendrá una temporada más para dejar su huella, aunque sea a punta de carisma o ingeniosas frases de arenga. Sabemos de su hambre de triunfos, por más que haya renunciado a una Libertadores histórica por el porvenir de su familia. Falta esperar el arranque del torneo 2011 para verle en el campo, quizás por último año con la cinta de capitán.

martes, 18 de enero de 2011

El no tener huevos siempre pasa factura

Dicen que porque son chibolos no se los debe criticar tan dura ni prematuramente, que solo se trató de un partido, que en realidad son chicos con muchas condiciones y que, tarde o temprano, le darán alegrías al país. Los periodistas, por otro lado, no suelen criticarlos con la dureza que se debe, pues serán esos muchachos los que les darán de comer más adelante: no quieren, pues, arriesgarse a perder futuras entrevistas ni amistades en el fútbol nacional.
Ahora bien, yo no digo que sean malos jugadores. He visto a la mayoría de ellos en el Torneo de Reservas del año pasado (más allá de las grandes diferencias entre eso y el Sudamericano que disputan actualmente) y considero que hay varios chicos con condiciones y futuro. Es más, esta Sub-20 que dirige Ferrín me parece un equipo con mucho más futuro que el equipo de J.J. Oré, los ya desaparecidos ‘jotitas’ (¿alguien sabe qué fue de esa gente, acaso?). Además, claro, de que tuvieron una mucho mejor preparación: partidos y tiempo.
Lo que sí critico, y no me cansaré de resaltar nunca, es la falta de actitud en un equipo. Porque pueden ser malos o buenos, los peores jugadores del mundo o los mejores, pero deben tener siempre un par de huevos bien puestos para ir a las pelotas, para no dejarse ganar el vivo constantemente,  para sentir la camiseta que tienen puesta y, sobretodo, sentir las pasiones que rodean un clásico ante Chile. Y es que más allá de caducos espíritus xenófobos, un partido contra el país del sur tiene un sabor especial siempre, y que eso no lo entienda un grupo de adolescentes de 20 años me resulta por demás deprimente.
Siempre jode perder contra Chile, pero no me hubiera afectado tanto de no ser por la manera tan desvergonzada como se perdió: más allá de no generar absolutamente nada de fútbol en todo el segundo tiempo, los jugadores de la Sub-20 se mostraron completamente pasivos y rendidos. Si bien quedó claro que por orden y estado físico los chilenos fueron superiores (a ver si la próxima vez POR FIN la prensa y los jugadores dejan de llenarse la boca de cojudeces antes de un partido), resultó más triste que eso ver que ni siquiera a punta de huevos se pudieron dar tres pases seguidos (todos los de arriba), cabecear al arco con actitud (Requena), marcar ajustadamente al contrario (Ascues, Morales), salir jugando de manera segura o sencilla (Callens) o iniciar una jugada medianamente peligrosa desde el medio (Ubierna). El único que se salva de mi crítica en ese sentido es Arroé, quien en solo 15 minutos demostró querer jugar, tener ideas, ir al frente siempre.
Yo confío en que calidad debe haber, pues por más de que no resaltamos hace años a nivel sudamericano, el futbolista peruano tiene talento. Es en la parte de actitud en donde se debe incidir, pues es ese aspecto el que siempre nos juega malas pasadas: distracciones, falta de seguridad en uno mismo, etc. No puede ser que las selecciones y equipos que representan al Perú tengan históricamente el déficit de cojones entre sus características. Es inconcebible que no podamos corregir eso con el paso de las generaciones. O, en todo caso, por más de que no se trabaje bien psicológicamente con nuestros equipos, ¿tan difícil es que los jugadores reaccionen por su cuenta?
Nada, a ver si contra Argentina tratan de colocarse bien los huevos a la hora de salir a la cancha.

lunes, 17 de enero de 2011

Cuy encerrado

Joel Sánchez ha ido de menos a más. Mostró condiciones en el Total Chalaco, remedo de equipo que ya desapareció de nuestra primera división de fútbol. Rápidamente se ganó un lugar en la oncena titular de Alianza Lima, su siguiente y actual club. Ubicado en el sector izquierdo del mediocampo, su cambio de ritmo y picardía fueron fundamentales para el ataque blanquiazul, en especial en la Copa Libertadores, en donde demostró cualidades importantes, con baile incluído al Estudiantes de Verón y compañía. El 2010 acabó ya. Sin títulos bajo el brazo ni ofertas del exterior, Joel busca consolidar su juego para así emigrar y continuar recorriendo a grandes pasos su camino como futbolista.

La dirigencia de Alianza Lima ha advertido su calidad desde siempre.  Sin embargo, esto no pareciera ser la razón principal para que se inicie una temprana negociación de contrato, a culminar recién en diciembre del 2011. Suena absurdo que, a falta de once meses de fútbol, se acuerden los términos más justos para un contrato. Lo que los directivos íntimos buscan no es contar con los servicios de este promisorio y habilidoso futbolista, sino retener los dividendos de un futuro traspaso al exterior. Con deudas que le persiguen y un pasado con jugadores que no dejaron ingresos en el club por su partida a otras instituciones, Alianza Lima busca garantizar un ingreso económico por una posible venta del jugador.

Joel, joven aunque no impaciente, ha optado por declinar la oferta, seguramente no contento con las condiciones del "acuerdo". Los señores de traje y corbata pegaron el grito en el cielo. Nerviosos y ofuscados, y con el aval del técnico Gustavo Costas, han apartado a su antes "figura a exportar" del primer plantel. Antes un titular casi seguro, Joel Sánchez difícilmente entrará en las siguientes convocatorias aliancistas. Es cierto que estos señores saben poco de fútbol, pero parece que saben aún menos de negocios.

Alianza Lima está a puertas de una fase preliminar de un torneo internacional en donde no faltarán los cazatalentos o agentes europeos. Técnicos de toda la región latinoamericana estarán pendientes de figuras escondidas en equipos poco estelares, piezas que completarán el rompecabezas de sus alineaciones, esforzadas voluntades en busca de un mejor horizonte deportivo y financiero. Resulta poco inteligente no permitir que un jugador importante en la oncena no se encuentre en el máximo potencial de sus aptitudes para disputar este torneo, sobretodo si se busca su venta para generar ingresos que, sin duda, el club necesita con urgencia.

¿Acaso no caen en la cuenta de que un buen trato hacia el jugador crea fidelidad de él hacia el club? ¿Tratarlo bien no permite tener buenas oportunidades de negociar un contrato, de aquí a seis meses? ¿No es Joel Sánchez importante partícipe de la performance colectiva del equipo? Alianza Lima dice no. "Congelémoslo, que no haga pretemporada con el resto del plantel. Que juegue el torneo de reservas, así, a final de año, lo venderemos por mucho dinero a otro club."

A Joel le dicen "cuy" y eso parece. Un animal indefenso, enjaulado por sus dueños quienes han determinado su futuro, aunque no se lo merezca. Se supone que los señores dirigentes  saben poco de fútbol. De eso se encarga el comando técnico, que tristemente apela a una patética falacia para justificar la brutalidad que vienen realizando: "nosotros lo dimos a conocer, debería estar agradecido y firmar el contrato". Además, Costas no ha puesto trabas en esta absurda e insólita decisión de congelar a uno de sus mejores baluartes. Ni el comando técnico sabe de fútbol, ni los dirigentes de Alianza Lima saben de negocios.

Manco, pero no cojo

Ser Manco no le quitó la posibilidad de tocar la realidad en México. Reimond tiene una segunda oportunidad en el extranjero, esta vez defendiendo la camiseta del Atlante, con la que debutó con asistencia en la victoria 3-0 ante el Cruz Azul.

Con todo y  los reclamos de Juan Reynoso por su juego de gambeta viciosa y traslado de balón intrascendente; el repudio de su casa blanquiazul, los insultos de sus antiguos hinchas y cómplices; los problemas de faldas que culminan en frases para camisetas estampadas; y el vicio del casino panameño y la desobediencia al Mago, el habilidoso Reimond Manco, mundialista de la categoría sub 17, ex promesa ya contaminada del fútbol nacional y chibolo confundido en el juego de la vida, ha anclado en el fútbol mexicano para evolucionar como futbolista y persona.

Se apellida Manco, pero aún puede tocar la gloria. Problemas aparte, ser Manco no es lo mismo que ser cojo: aún tiene piernas para jugar al fútbol. Su corta edad sigue siendo una ventaja que, sumada a su talento, auguran más partidos con la blanquiroja, paredes armadas con picardía y celebradas en el Estadio Nacional como el regreso del hijo pródigo, pases y goles determinantes para la clasificación a algún mundial, esta vez de mayores.

Aprovecha, Reimond. Crece y madura, ya que esta carrera de futbolista es corta, como la distancia al casino o las vedettes. Un paso en falso y las portadas serán de tus  escapadas en las concentraciones. Que los que tengan que agarrarte no sean tus técnicos o personal de seguridad del equipo. Que te agarren los defensas rivales, antes de que desaparezcas rumbo al éxito. Los peruanos necesitamos de otra realidad.