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miércoles, 28 de septiembre de 2011

La sucia politización de la muerte de Walter Oyarce

Está demás condenar a los descerebrados que asesinaron al joven hincha de Alianza Lima. La historia es harto conocida por todos, y todos y cada uno de los peruanos amantes o no del fútbol coincidimos también en que cada uno de esos sujetos es un grandísimo hijo de puta que no merece vivir. Y no nos referimos solamente a la persona que finalmente haya empujado a Oyarce desde el palco, sino a la partida completa de maricones que entró a golpear a hinchas de todas las edades y de ambos géneros a cada palco, creyéndose harto machitos cuando en realidad no son más que una partida de cagados y cobardes. Igualito que la gran mayoría de pseudo hinchas que no son más que choros o pirañitas con complejo de superhombres cuando están en mancha. Si no, mansitos y calladitos. Rosquetazos, pues. Así son.

Pero el asunto que compete a este artículo es la siempre oportuna politización de todos los hechos que generan polémica y agrupan al grueso de los peruanos detrás de una misma idea —en este caso, que el caso Oyarce debe ser drásticamente sancionado y que debe marcar un presente DE UNA PUTA VEZ POR TODAS—.  Congresistas yendo al Monumental a “inspeccionar” e “investigar”. ¿Cuándo han visto que uno de esos zánganos incapaces solucione temas de este tipo? El alcalde de Ate —un figuretti de primera desde hace años, realmente patético— condenando la realización de partidos de fútbol en el estadio, pero argumentando de manera carnavalesca que los conciertos y fiestas sí están permitidos, que no resultan problemas y un larguísimo balbuceo estúpido que solamente busca caletear la tajada que la Municipalidad se lleva por permitir los shows. Todos los políticos oportunistas haciendo bulto detrás del grupo de personas que considera que los partidos deben jugarse sin público porque no hay garantías. O también la policía, saliendo para la foto en la previa del partido, diciendo que “todo está controlado” y luego dando la cara solamente para ponerle absurdas multas a los jugadores de la U por estacionar sus carros en la calle luego de que ya no les permiten entrar al estadio por la clausura impuesta hasta que las investigaciones culminen. Y la lista sigue, pues en nuestro país la gente bruta abunda. Una comparsa de inútiles.

Hoy, para agregarle elementos circenses al asunto, la muy criticada de ociosa alcaldesa de Lima, Susana Villarán, decidió meter su cuchara, elevando la medida de jugar sin público a un nivel completamente ajeno: que las Eliminatorias se jueguen a estadio vacío. Y por supuesto tenía que adornar su propuesta con una de sus ideas yuppies y tan clásicas de tía regia: “ponemos pantallas en las plazas y sale lindo. Invito a toda la gente” (por esta vez, vamos a saltear la parte en la que repartimos insultos y seguimos). Sí, pues, Susanita, es que la clásica rivalidad entre los hinchas de la selección que van a Oriente y los que van a Sur o Norte es un problema de años... Estimada alcaldesa con tantas promesas sin cumplir hasta ahora, dedíquese a proponer y a ejercer sobre lo que —en teoría— sabe hacer. Si de fútbol no conoce, no es tan descabellado callarse la boca. ¿No es más lógico pensar en mayores medidas de seguridad, en controles minuciosos y con apoyo de la tecnología en la entrada de los estadios para identificar a los animales, en dejar entrar solo a los hinchas empadronados, en llevar más policías, en sanciones carcelarias que asusten, etcétera?

No. Los demagogos patrios buscan complacer con medidas populares a un pueblo y a una prensa voluble. Eso les genera votos y fotos, su combo preferido. ¿Para qué más, pues? Y la lista seguirá creciendo, olvídense. La gente que quiere minutos de fama está haciendo cola hace rato para decir cualquier huevada o proponer ideas tan estúpidas como imposibles (“yo eliminaría el fútbol”, Gabriela Pérez del Solar dixit). Un chico murió y la gente busca cámaras. Un chico murió y lo más seguro es que no se hará nada al respecto, más allá de un mes de atención mediática y promesas de seguridad que no se cumplirán. Un chico murió, de una manera alucinantemente inhumana, y la gente que debe tomar el asunto en sus manos se pelea por salir ante las cámaras y ganar adeptos. Un espectáculo que sigue la línea de la muerte de Walter Oyarce: tercermundista y grotesco.

sábado, 17 de septiembre de 2011

La nueva camiseta de Perú

Ayer, viernes, fue la presentación de la camiseta que vestirá la selección nacional en su camino hacia Brasil 2014. Para variar, estuvo reventando de periodistas, pues durante todo el proceso de espera su creación estuvo totalmente plagada de flashes, críticas, sugerencias y mucho floro; la de siempre, pues. El diseño creado por Sumy Kujón presenta sus principales novedades en cuanto a los significativos cambios que sufren —nunca esta palabra fue tan precisa— el escudo y el cuello de la polera, mientras que, además, el diseño plantea una variación mínima de la franja, así como emana un espíritu retro tan de moda por estos días.

Para una federación que quiere plata, nuevas camisetas cada año. Para una selección de moda, una camiseta de moda. Lamentable, pero cierto. Bajo esos parámetros se rigen en la F.P.F. De por sí es difícil entender los motivos que llevan a un equipo a realizar variaciones de su camiseta a cada año. Sí, la marca que las produce necesita del billete, de acuerdo. ¿Pero no les parece que se pierde un poco de la esencia del club cuando algo así pasa? Miren Europa: cada equipo grande tiene cinco camisetas, y la emblemática varía cada temporada de alguna manera. Acá no más, Alianza trajo del ataúd una camiseta verde y Cristal improvisó una amarilla (¿?). Muy criticable o, al menos, polémico. Pero más triste aún es cuando prácticas como estas llegan a una selección nacional, donde se termina afectando algo más grande.

¿Por qué no mantener el diseño con el que se jugó en la Copa América de Argentina? ¿Qué tenía de malo? Era uno de los diseños más simpáticos que había visto en los últimos años —quizás el más simpático desde la simpleza de la que casi nos lleva a México ‘86—, tenía la aprobación del público, ya tenía un año de usada y, si quieren jugar cabalísticamente, tenía a cuestas un tercer puesto en la justa sudamericana. Además, la camiseta completamente roja alterna tampoco estaba nada mal. Es decir, se había encontrado un diseño que tenía consenso, ¿por qué nuevamente hacer otro cambio?

La camiseta presentada ayer no está horrible, decir eso sería estúpido. Está bonita, pero está rara. ¿Por qué hay que honrar al Tahuantinsuyo con la sonsera esa del cuello? ¿Por qué es necesario remontarnos a nuestro pasado incaico? ¿Dónde ven que eso ocurra? Ideas así me parecen completamente innecesarias y huachafas. La iniciativa ya no fue recargar la tela de elementos—cosa que saludamos, pues ya tuvimos suficiente con diseños como el del período 2007-2009 o el tristemente célebre de Polmer en el ‘93—, sino recargarla de motivos, cosa que nos parece igualmente absurda. No tenemos que mostrarnos como cultura en una camiseta, no tienen que estar todas las culturas y civilizaciones que pasaron por esta tierra representadas en una franja o en un escudo. ¿Vieron que la chica Kujón tenía, entre las versiones preliminares, una camiseta con una franja al estilo Paracas? Por favor… El cambio del escudo de la F.P.F. me parece también un poco-bastante caprichoso, así como un afán por dejar marca que habría que analizar mucho. No está malo —es completamente retro—, pero deja el sinsabor que produce siempre el cambio o la variación de una insignia. Lo que saludamos, en todo caso, es la indirecta que se puede inferir del cambio “renovación” en la F.P.F, aunque, lógicamente, no sirva de un carajo. Vamos a decir que la camiseta aprueba, pero que la prueba puesta —el cambio de camiseta en sí— nadie lo pidió.

¿Por qué no podemos ser como los uruguayos o paraguayos, que no varían significativamente nada de sus camisetas de un año al otro? ¿Han visto la de Uruguay? Es hermosa. Y simple. No tiene motivos forzados o retoques de moda. Es una camiseta de fútbol que mantiene la esencia de sus orígenes, ¿qué hay más hermoso que eso? ¡Es una camiseta de fútbol! Antes que estética, tiene que primar lo simbólico. Como decimos, estéticamente esta camiseta no tiene mucho criticable. Su polémica radica en que afecta la cuestión simbólica: cambio de identidad. Y eso, por más que el diseño termine siendo atractivo, deja al hincha —al de verdad, no a los improvisados— con un gesto de inconformidad.

sábado, 10 de septiembre de 2011

La prensa basura de nuestro país

El abuelo de Juan Manuel “El Loco” Vargas falleció la semana pasada. El jugador fue excusado de los partidos amistosos ante Bolivia, pues el comando técnico de la selección le otorgó licencia para concentrarse en los asuntos relativos a su familia y en el penoso duelo. Lo mismo hizo su club, la Fiorentina de Italia. Punto.

Así debió rebotar la noticia en los medios nacionales. La muerte del fallecimiento de una persona allegada a alguien público no debería ser comidilla ni elemento que ayude a vender periódicos. Pero acá, sí lo es. Al estar completamente mediatizado desde aquel día del gol de Fano a Argentina, Vargas ha pasado a formar parte de la despreciable y patética farándula peruana, le guste o no. Más aún, como referente de una selección que está de moda, su imagen es requerida por todos. Cualquier medio “informativo” aprovecha la oportunidad de hacer algunos centavos con él. Y vaya que funciona. Pero hay líneas, como esta, que ya hay que ser bien hijo de puta para cruzar.

Todos los programas televisivos llenaron espacio con la muerte de su abuelo. Por poner un ejemplo, “Enemigos Íntimos”, un programa que poco tiene de serio, decidió poner música feeling por treinta segundos y pasar un video con fotos del abuelo de Vargas, mientras “Melcochita” y la Cabrejos ponían cara de tristes y de que sentían el dolor ajeno. Con razón a ninguno de los dos les ligó como actores. ¿Era necesario? No, ¿en serio?

Los invito a ingresar a este enlace: http://peru.com/futbol/expresale-tus-condolencias-juan-vargas-noticia-18786. Ahí podrán ver lo bajo que un medio es capaz de caer a fin de conseguir lectores. Realmente una desgraciada idea la del portal peru.com. Ese mismo día, desde el usuario de Los Recogebolas se hizo una diatriba hacia el link, se los criticó de manera aguda. Y el comentario fue borrado, evidentemente. Realmente, una bajeza de parte de la página. “Exprésale tus condolencias a Vargas”. ¿Qué, huevón, Vargas va a entrar a leer? Y si lo hace, ¿va a servir de algo? Qué manera de hacer noticia de lo no noticioso, de inmiscuirse de cabeza en la vida privada de la gente, de vender el orto con tal de sacar un par de monedas.

A los dos días murió el abuelo de Amilton Prado. ¿Vieron portadas sobre eso?