Todos salieron conformes al término del partido de Paraguay ante Venezuela. Quizás no satisfechos, pero beneficiados, sí. Hasta el público, que apreció seis goles en un mismo encuentro luego de una Copa América que ha sido mezquina en lo referido al grito esencial del deporte. Como si fuera poco, luego de este duelo jugarían Brasil y Ecuador y nos regalarían seis goles más. En esa sola jornada doble se marcaron más goles que en todos los partidos del grupo A, en todos los del grupo C y en los anteriores cuatro del B. Apareció la necesidad y la contundencia de los grandes y también la respuesta insolente de los llamados chicos, como ya suele ser un clásico en nuestro continente. Se mejoró el promedio de gol y se pasó la media de los dos por partido.
No considero que Venezuela haya demostrado una garra que se le desconocía, sino que Paraguay sacó a la luz una pasividad hasta entonces impensable. Una selección paraguaya que tradicionalmente es concebida como muy sólida defensivamente y como la que mejor domina el juego aéreo de este lado del mundo se mostró indiferente y hasta incapaz de reaccionar ante las arremetidas venezolanas durante los últimos cinco minutos del partido. Fue rarísimo: Venezuela apelando a un orgullo herido y empatando un partido de esa manera, con goles en los descuentos. Con el agregado de un cabezazo en el área de su propio arquero para asistir a Fedor en el segundo tanto, quien, por primera desde que lo veo, se mostró como un jugador medianamente peligroso y efectivo (falló varias, no lo olvidemos).
Finalmente, ambos pasaron y el partido quedó más como un buen espectáculo de fútbol que como el encuentro que dejó huella por eliminar a uno u a otro. Nuestros respetos a Venezuela, nación que no deja de sorprender —aunque quizás ya no debería ser sorpresa— y se catapulta a cuartos de final por segunda vez consecutiva en su historia. Ahora le toca Chile, quizás su verdadera prueba de fuego, pues el equipo de Borghi pinta como el más duro de los que ha enfrentado hasta ahora.
Por otro lado, Paraguay se vuelve a ver las caras con Brasil, un duelo que puede sacar chispas si resulta medianamente parecido al que jugaron en la fase de grupos. Yo no creo que debamos pensar en la selección de Martino como una que retrocedió luego del Mundial. Para nada. Jugaron mejor sus tres rivales en la fase de grupos: contra Ecuador tuvieron mala suerte en la definición, pero los pasaron por encima. Contra Brasil un error sobre el final los hizo perder dos puntos. Y contra Venezuela la misma historia: desconcentración sobre el final. Paraguay es un muy buen equipo, es el típico caso del grupo al que no se le están dando los resultados. Tiene una genial oportunidad para sacudirse de esa mala racha este fin de semana.
Por otro lado y saliendo un poco (bastante) del tema, nunca más vuelvo a hacer cálculos matemáticos para definir emparejamientos en siguientes rondas mientras miro un partido de fútbol. Desde el mismo pitazo inicial ya había que ir haciéndolos, y cada gol no hacía más que destruir las conclusiones a las que se llegaban y replantear completamente a los posibles rivales en cuartos de final.
Ya está, se acabó la fase de grupos de la Copa. Quedan ocho partidos más. Se viene lo mejor.
AHORA LA META ES GANARLE A CHILE, NO PODEMOS PERDER DESPUÉS DE ESTE GRAN TRABAJO EN LA COPA, FALTA MUCHO MAS. LA META ES GANAR Y SE GANA PELEANDO Y ESO LO HAREMOS EL DOMINGO PELAR Y GANAR. ASI SI SEREMOS MASS GRANDES. QUIERO Y VOY A CANTAR GOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOL EL DOMINGO MUCHOS GOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOL A FAVOR NUESTRO, POR QUE ESO SI TENGO CLARO CUANDO VENEZUELA SE LO PROPONE NO HAY NADIE QUE NOS GANEEEE.. CONFIEMOS EN DIOS Y HAGAMOS BULLA DESDE NUESTRAS CASAS Y TRANSMITIR ESA EMOCION DE SENTIRNOS VINOTINTO.
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