Chile ajustó feo... feísimo

Fue un 2 a 1 que pudo convertirse en empate durante los últimos minutos del partido. Y lo fue porque el equipo sureño le perdonó la vida a la joven escuadra azteca. Prácticamente jugando de local, el once que puso Borghi en la cancha —un calco de los titulares de Marcelo Bielsa— no tuvo la potencia ni eficacia del Chile de las Eliminatorias y del Mundial. Y de eso se colgó México para complicarle la vida. Y de eso se tendrá que colgar Perú, cuando enfrente a Sánchez, Fernández y compañía, para definir su pase a la siguiente fase el próximo 12 de julio en Mendoza. 

México paró dos líneas de cuatro marcadas y dejó encomendadas las tareas ofensivas al talento de Giovanni Dos Santos, uno de esos jugadores a los que hay que aburrir a patadas a fin de que no se ponga a jugar —ojo, Vílchez—. El equipo norteamericano no tenía mucho más que ofrecer; fuera sus titulares por el “desgaste” de la Copa de Oro, y fuera 8 de sus chibolos porque decidieron “irse de putas” en Quito, lo que podía proponer el juvenil equipo mexicano no podía ser mucho. Ah, sí, y tiene unos 8 ó 10 jugadores a esperas de una suspensión severa por casos de antidoping. ¿Ya ven? Y nosotros que nos quejamos de Farfán, Manco o Mendoza. Son sanazos a su costado.

Ganó Chile sin convencer y dejando la sensación de que Borghi aún no le agarra del todo la mano a su plantel. Dudamos muchísimo de que sea candidato al título con un juego tan irregular como el que mostró el día de ayer. Pero ganaron, y eso es lo que vale.

Es verdad. Pareciera que juegan la Copa por obligación.

Fuera del partido, exponemos nuestra molestia —y la de, seguramente, todos los sudamericanos que esperamos con ansias una Copa América cada 4 años—: no es posible, estimados Grondona, Leoz y demás corruptos que manejan la Conmebol, que Costa Rica y México, equipos invitados a la Copa, se den el lujo de usarla de modo experimental y traigan planteles juveniles para que “adquieran experiencia”. La única oportunidad que tienen de jugar contra países competitivos y vienen a dárselas de ricos de esa manera. Una vergüenza y un llamado de atención para la ya demasiado permisiva Conmebol. Olvídense ya de los intereses económicos a la hora de armar los torneos internacionales. La Libertadores y la Sudamericana (SU-DA-ME-RI-CA-NA) no tienen por qué estar plagadas de invitados del norte del continente. Si tanto desean participar pues que la cosa sea recíproca: juntemos las Eliminatorias también, juntemos los cupos. No sean tan caraduras.