La maña del santo

Por fin pudo la San Martín ganar fuera de casa. Y de qué manera. Venció al Once Caldas en tierras colombianas por tres goles a cero. No existen tres goles de diferencia entre ambos equipos y ese es quizás el mayor de los méritos. Un gran equipo exprime sus posibilidades al mismo tiempo que limita las de su rival. Gracias a las oportunas respuestas de Ricardo Farro y al criterio de Jhon Hinostroza, los santos mostaron gran solvencia para inclinar la balanza a su favor.

Aníbal Ruíz demostró que sus canas son de sabiduría y planteó el partido no para cuidar el cero, sino para tener posibilidades de ganarlo, fiel a un estilo que convierte a sus dirigidos en los jugadores más regulares del torneo peruano. El técnico ha encontrado rápidamente su once titular, en parte mérito de la dirigencia por no alterar en demasía las piezas de la plantilla campeona. Se fue Vitti, pero quedó el legado de un equipo serio y con hambre de historia.

Párrafo aparte para Alemano y Arriola. Dos delanteros que, se presume, gozan de sus últimos meses en Lima. Tienen talento de sobra y son las piezas que finiquitan la paciencia del equipo. Inventan, como en el tercer golazo, un bombazo de Heber Arriola. Liquidan con categoría, como en el segundo e importantísimo gol de Alemano. Encaminan al equipo hacia el triunfo, como en el primer tanto en el que se juntaron para buscar la red rival.

En el recuerdo de nuestra retina quedarán por siempre partidos -no campañas- como el de Alianza Lima, en aquella gloriosa noche de Matute contra el campeón de América. Fue un 4-1 con volteada vibrante, una falta de respeto de esas que los peruanos no estamos acostumbrados a hacer. También aquel valiente empate en el Morumbí obtenido por Universitario, en donde casi logran la hazaña de la victoria por penales. No murieron de pie, sino que vivieron orgullosos para contarlo. Por otro lado, la performance del Aurich para la primera victoria de un equipo peruano en tierras mexicanas, venciendo sin atenuantes y con una facilidad digna del mejor espejismo, aunque más realidad que la frasede Reimond Manco.

La maña de este equipo santo le ha hecho merecedor de su propia historia. No solo se convirtió en su primera victoria a domicilio en la Copa Libertadores -hito siempre importante para una institución-, no solo goleó al campeón colombiano, sino que le propinó su primera derrota en 22 partidos como local en dicho torneo. Tal proeza debería indicar la dificultad de la tarea, así como el peso del resultado.

Para adornar la noticia, algunos nombres se sumaron al universo de convocables para el nuestra bicolor. Orlando Contreras, quien ya cuenta con un gol en la era Markarián, no tendría por qué no ser llamado nuevamente. Hinostroza está listo para una convocatoria e incluso adueñarse de un lugar entre los titulares. Por último, Ricardo Farro, aquel arquero sin poses que ha hecho olvidar a Leao Butrón (quien es a vista y corazón de todos los peruanos dueño del arco nacional). Le falta redondear un buen año, es cierto, pero es innegable que las oportunidades no le quedan grandes: siempre tiene los guantes preparados.

Por el momento, si un punto débil se nota a simple vista en este equipo ese es la falta de recambio a esos dos grandes jugadores que son Alemano y Arriola, artífices directos de la gran victoria. No seamos aguafiestas y esperemos que, el día de su ausencia, el equipo santo demuestre su madurez futbolística. Se espera mucho de la San Martín, más aún con lo demostrado ante el Once Caldas. Es hora de que dé el paso que se separa a los equipos buenos de los grandes.