Es un equipo sin pasado, de pobre presente y futuro incierto. Nació en el
Bautizado como Total Chalaco, esta improvisación de fútbol parecía haber nacido para alegrar los domingos del Callao, dadas las pobres actuaciones del Sport Boys, equipo que incluso llegara a perder la categoría luego de varias temporadas con final angustioso, pero feliz.
Total Chalaco se despide de una
Sin mayor plan dirigencial que el de resurgir el decaído orgullo porteño, sin más empuje que el capricho de accionistas e hinchas de un equipo pasado (el verdadero Chalaco, porteño de antaño), sin una identidad futbolística ni contrataciones acertadas, este final no sorprende a nadie, y sólo entristece a quienes perdieron la batalla en el campo de juego.
Las voluntades e improvisaciones funcionan regularmente en nuestro alicaído fútbol. Sin embargo, de no mediar factores como una increíble suerte, un par de jugadores estrellas y quizás un campo de juego en la complicada altura (¿a quien engañamos? Se fueron Unión Minas, Sport Ancash y quizás el Cienciano le siga los pasos), se crea un seguro camino con destino al fracaso. Eso, pues, es lo que le pasó al Total Chalaco.
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