Una vez más, el clásico del fútbol peruano terminó con un empate. Esta vez, para variar, con emociones y fútbol rápido que fueron secundadas por las broncas de siempre. Sobre el césped de Matute se vio a un Universitario agresivo desde el vamos, dada su ubicación en la tabla y a la ya conocida falencia defensiva de los íntimos, quienes en los primeros suspiros del cotejo fueron acorralados en su campo.
Avisó Libman, desde el inicio, que no era su noche. Un centro pasado enviado por el determinante Piero Alva (el año pasado gol en el primer playoff, esta temporada penal errado en el Monumental, este partido una asistencia y media) desde el ala izquierda fue conectado por el trajinador Miguel Torres, quien le ganó la pulseada a Edgar Villamarín, como en casi toda la noche. Libman no despejó con los puños, ni aseguró con las manos. Yuyo intentó imitar a Elena Keldibekoba y la pelota casi se va a la red
Segundo error de Salomón. Otro centro por izquierda, esta vez en gran jugada de Piero, terminó con el anticipo en el cabezazo de Miguel Torres. Un zambullido a la gloria en área íntima. El “1” de los grones no reaccionó a tiempo y el baló se le escurrió de entre las manos. Matute vio celebrar al crema el primer gol del match, premio justo al jugador en su partido 100 con esta camiseta y al equipo de Chemo, que presionaba con la confianza de quien no pierde en este campo de batalla desde hace cuatro años, los mismos en los que Alianza no se alza con el título.
Debe haberle dolido a la garra crema, sobretodo por haber sido el dominador de la primera mitad, cuando los de La Victoria encontraron el gol al cierre del primer tiempo en jugada aislada, como un calco de la “U” de Reynoso. Un sombrerito de Fleitas a Galván, su Némesis que fue a pegarle abajo innecesariamente y así desentendiéndose de la jugada, provocó un pase a González, el correcto paragua que de volea y sin mirar al arco hizo a todo Matute cruzar los dedos, soñando con un destino de red. Despeje a medias de Fernández, que de súper poco le queda, y aparición de Cristopher Soto, novel tanque blanquiazul quien no dudó en fusilar al primer palo, como escuchando la plegaria del Comando Sur y así anotar su primer gol en clásicos. 1-1 y al descanso.
Si bien Alianza emparejó en algo el juego, el golpe lo dio Universitario. Alva, luego no habido, incursionó sin marca por la franja izquierda, producto de una buena recuperación del Galliquio. Centro peligroso, debajo de la rodilla y al corazón del área chica, provocó el tercer y fatal error de Libman: soltó el baló y, en consecuencia, Edgar Villamarín la empujó adentro. Labarthe supo del gol gracias a la Trinchera , que lo gritó ya acostumbrado a ver su equipo imponerse en cancha de compadre.
El dueño de casa se puso por fin a jugar, por el momento del partido, por el contexto de la tabla y más importante, por los cambios de Costas. Bien el ex bidón Neyra, quien entró para mejorar al equipo con su buena distribución de pelota. Sin miedo Paolo Hurtado, rápido y gambeteador, aprovechó el cansancio de los de Chemo.
En la otra banca Del Solar metió a Piriz Alvez. Anunciado el cambio, Alberto Beingolea, consternado por la decisión técnica, pronunció algo alejado del micrófono “¿QUEEE?”. Sin embargo, el cambio resultó un gran acierto: el delantero uruguayo hizo un buen pressing, estancando el avance blanquiazul.
Alianza insistía, y aunque no era dominador del encuentro, sus incursiones al área rival parecían ser cada vez más peligrosas que las de Universitario. En esos dimes y diretes de los compadres, una jugada fortuita terminó con el K.O de Piriz Alvez. Felitas, al despejar una pelota con el pie, le dio de lleno al rostro. Esta vez fue la “Máquina” quien noqueó a un clásico rival, a saber de aquel segundo partido por los playoffs del año pasado jugado en el Monumental de Ate.
Con la angustia de los últimos minutos, el reloj de arena parecía acabarse. La “U” conseguía una trabajada victoria que lo acercaba dos puntos a su oponente y así a la Copa Libertadores. Una pelotera en área crema propicionaría un gol muy especial en Matute. Fleitas, aquel defensa recio, sin mayor talento a destacar salvo su coraje y oportunismo ofensivo, mandaría a guardar un zurdazo salvador. Como en otras oportunidades, el defensa argentino se mandó al ataque y anotó un gol cerca del final.
Fue sólo un punto, es cierto. Para los cremas queda la desazón de haber tenido los tres puntos en la palma de la mano, de no poder presionar más a su compadre, de no perder otra vez en Matute, aunque sin ganar un clásico este año, ni vengar su derrota en el Monumental. Para Alianza es mantener una cantidad de empates en la Liguilla que evitó su alza en la tabla, meterle más de un gol a la “U” en Matute después de mucho, saber que tiene una fecha más con la misma diferencia. Para Fleitas es sólo un punto, que de seguro tuvo sabor a todos los que le pusieron luego de su operación tras el recordado choque con Galván. Leandro fue la Máquina que le dio un empate más a Alianza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario