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martes, 9 de agosto de 2011

El triste presente de Cristal

Cristal nunca ha sido acusado de mantener un manejo desprolijo, de deudas con sus jugadores o comandos técnicos ni de problemas con los entes rectores del fútbol en el país. No, nada de eso. Cristal destacó en los noventas por su gran organización, la cual siempre iba acompañada de logros deportivos. Sin embargo, desde el 2006, su historia es más que preocupante: peleando media tabla y, en una ocasión, a puertas de un descenso que, por lo hecho en esa campaña, hubiera sido tan histórico como justo. Así, hoy en día Sporting Cristal transita las fechas de nuestro poco glorioso Descentralizado como un equipo chico, sin alma y de juego tan pálido como el nuevo y feo diseño de su camiseta.

¿Cuándo comienza el problema de Cristal? Cuando la Backus decide rebajarle el presupuesto que le otorga cada año. Ahí mismo el club empieza a contratar sin ningún tipo de criterio: no solo contrata a jugadores baratos y, por ende, no acordes para una institución de su peso, sino que, además, gasta el poco dinero en jugadores de probada escasez técnica (extranjeros y nacionales). Por mencionar algunos de los últimos años, ahí estuvieron los hermanos que vinieron del CNI, Edwin Pérez, los uruguayos Alberti y Gonzáles, el combiano Bonilla, Leyva, Carvallo, Jeickson Reyes, el argentino Néculman, el propio Villalta, el paraguayo Richard Martínez, Wencelaso Fernández y el misterio de cómo lo aguantan hasta ahora y un larguísimo etcétera. Para este año, la Backus incrementó el presupuesto del club. Sin embargo, lo que hicieron fue traer a Rivera proveniente de la quinta o tercera división de Italia, a Frezzoti —si lo han visto jugar no es necesario que haga hincapié en su carrera futbolística para aclarar mi punto—, a Espínola —vino por amistad con Oblitas y para el retiro, prácticamente—, a Escalada —fácil ni se acuerdan de este por lo poco que jugó y aportó—. Esos fueron sus grandes jales de afuera para el 2011. Además, mantienen en el equipo a un jugador como Palacios, cuya carrera expiró hace varias temporadas y al que le pagan una millonada a cambio de no hacer nada en la cancha. ¿Es realmente necesario? Ah, claro, y también trajeron al inefable DT Rivarola, al que despidieron a los ocho partidos, evidenciando una improvisación dirigencial total.

Ya con Reynoso, otro engreído de Oblitas, el equipo lleva once partidos sin ganar —vamos, contar los misios triunfos de los partidos del “prestigioso” y “competitivo” Torneo Intermedio sería tan patético como inútil—. Se trajo a Gonzáles Vigil, Ross y Piero Alva para aliviar el déficit ofensivo (risas). Se pensó en Nelinho Quina como opción por la banda izquierda (más risas). El único jale interesante fue el de Rodolfo Espinoza, y eso que su juego pareciera haber decaído luego de su paso por la “U”. Es decir, están reventando la billetera a fin de complacer a Reynoso y aún no ven resultados. Los únicos tres puntos que han ganado han sido en mesa, ante la “U”, en una movida más que triste y condenable. Reynoso probó su doble cara e hipocresía: en Universitario se quejaba de la pérdida de puntos en mesa y en Cristal la avala. No justificamos la falta de pagos en un club, pero nos parece un acto de particular cobardía el reclamar puntos en mesa por no poder ganarlos en la cancha. Más aún luego de endosarse la taquilla del partido.

El fin de semana le toca contra Alianza Lima en Matute. Ese partido puede marcar un antes y después en la permanencia de Reynoso en el equipo rimense. En Bolognesi le costó instaurar su sello, pero los llevó hasta el título. En la “U” no demoró tanto y también el resultado fue exitoso. En Cristal tiene un problema: el material humano. Reynoso necesita no solo jugadores como Delgado, Vílchez, Lobatón, Advíncula o Ximénez —posible columna vertebral—, sino obreros anónimos, dispuestos al desgaste físico, jóvenes, sobre los cuales su doctrina de juego sea posible de instaurar. Quizás para el próximo año, si Reynoso se mantiene —o si, dados los resultados, no terminan en la Segunda— la cosa pueda rearmarse desde cero. En ese plantel hay jugadores más que innecesarios y de calidad más que cuestionable. Hagan purga, en el plantel y en plano dirigencial. O también pueden contratar a más jugadores por las puras. Para eso, además de ser expertos, en este medio tienen para elegir.

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