Desde que vi a Marko Ciurlizza pasarse a Alianza en el 2001, no creo en el cariño por parte de los jugadores hacia determinada camiseta. Aquel traspaso demolió mi naciente idolatría por quien se voceaba como el reemplazo del ‘Puma’ en el medio de la ‘U’. Así, pues, aprendí que el famoso y conveniente “profesionalismo” termina pesando más que el amor a una camiseta (aunque luego Ciurlizza se declarara –milagrosa y oportunamente- hincha de Alianza). Es comprensible, entonces, que no se pueda esperar lealtad de parte de los jugadores. Afrontémoslo, más de uno cambiaría de selección por unos dólares más en los premios.
Lo que no entiendo, sin embargo, es cómo existen dirigentes tan cortos de mente como los actuales de la ‘U’, que más allá de haber realizado algunas contrataciones interesantes, malgastan el dinero en un jugador como Damián Ísmodes, ex-Cristal, alguien sin absolutamente nada nuevo que ofrecer al equipo, y que solamente llega para dividir a la tribuna. ¿Se trata de un capricho totalmente injustificado por parte de ‘Chemo’ o es el ánimo de contratar por contratar al que está disponible? Como fuese, resulta una decisión más que absurda.
Aún cuando pensemos que las características de Ísmodes son necesarias para el juego que ‘Chemo’ pretende instaurar en la ‘U’ (juego que ya tocaría ir mostrando, por cierto), en el Perú existen casi 30 millones de personas, por lo cual resulta un tanto ilógico pensar que no se podría conseguir a otro jugador -no confeso hincha de un equipo con el que existe rivalidad- que pueda ejecutar las mismas funciones que el sobredimensionado Damián. ¿No es un tanto evidente que no se generará empatía entre la barra y el jugador?, ¿no bastaba con tener a ‘Chemo’ en el banco?, ¿o es que el DT quiere pasarle la posta de los insultos a otra persona dentro del grupo?
La camiseta debería tener un peso importante a la hora de hacer contrataciones. ¿Se imaginan que en Argentina los grandes se presten jugadores así como así a cada rato?, ¿creen que allá Vílchez se pasearía tan tranquilo entre dos grandes como lo viene haciendo con Alianza y Cristal desde que apareció? Más allá de que al hincha le joda perder jugadores y verlos en la vereda del frente, el asunto es que se pierde la identificación. “Los jugadores pasan, la camiseta queda”, dicen los que se jactan de ser “más hinchas”. Muy poético, pero bastante distante de la realidad. Imaginemos lo especial que sería que la rivalidad entre equipos llegara a niveles como el de no contratar jugadores del club enemigo. ¿No sería más interesante y existiría un sentimiento de mayor compromiso?
Señor Pacheco, no se trata de tener bastante plata, sino de tener a todos alentando para el mismo lado. Ya le sugirieron que se pueden estar generando problemas en el vestuario por los elevados salarios de algunos nuevos elementos del equipo, ¿para qué aumentar las chances de disputa dentro del club con un jugador traído de uno de los equipos con los que se tiene más rivalidad? Con el caso de Ciurlizza me quedó claro que los jugadores son “súper profesionales” y que no les podemos pedir nada en aras de conservar cierta mística relativa a lo que "ser hincha" significa. Lo malo es que ya ni se puede confiar en el hinchaje de los dirigentes, aquellos mismos que nos florean sobre el sentimiento y la magia que significa cada institución.