Desde que apareció en el fútbol nacional, lo detesté. No era solamente su forma frontal de decir las cosas (lo que lo llevaba a sonar atorrante en más de una ocasión), sino que, simplemente, no consideraba que tuviera algo de qué jactarse. Para mí, Erick Delgado era un arquero del montón; alguien endiosado en un medio en el que, en ese momento, no abundaban los porteros.
Sin embargo, en la actualidad, he de reconocer que Delgado es un arquero ya ‘cuajado’, con la capacidad y la madurez de ponerse un equipo al hombro. No me extenderé en temas personales como su carácter, su relación con el mundo del espectáculo y ni siquiera comentaré sobre su pasado con la camiseta nacional. Hablaré, pues, de por qué considero que, hoy por hoy, es el reemplazo natural de Butrón en la selección peruana, por encima de Fernández o Libman. O, incluso, por qué considero que podría pelearle el puesto al siempre correcto Leao.
Delgado tiene, en resumidas cuentas, más condiciones que Fernández o Libman. El primero tiene talento, queda claro, pero se encuentra en un mediocre momento futbolístico desde el arranque de este 2010. Además, claro está, su afán al flash fotográfico, que refleja una poquísima seriedad, así como su aparente inmadura personalidad (quizás sustentada en una corta edad), no hacen sino distanciarlo del ideal de arquero al que se le confiaría una selección. Libman, por su parte, se encuentra en mejor momento que Fernández (y, con seguridad, en el mejor de su carrera), pero el problema, a mi juicio, está en que el golero aliancista ya alcanzó su techo. Es un muchacho claramente superior a Fernández en cuestiones de carácter, pero pienso que tiene menos talento para el puesto que el ‘1’ crema. El buen Salomón, repito, estará en un buen año, pero mantengo la idea de que mucho más que eso, lamentablemente, no rendirá.
Partamos de la premisa de que, hoy en día, no existen más arqueros competentes para atajar en Perú que los cuatro nombrados en el texto y así entendamos mi idea sobre el titularato del ‘Loco’. Erick Delgado ya pasó la etapa de inmadurez de Fernández; su personalidad conflictiva (claramente exagerada por la prensa) es parte de su naturaleza y, me atrevo a decir, no resulta tan nociva como parece. Por otro lado, Delgado, a diferencia de Libman, no alcanza aún su techo; es, pues, un arquero con más condiciones. Como si fuera poco, posee el don de mando que ninguno de los dos mencionados tiene y, como ‘plus’, inspira confianza no solo en sus compañeros, sino también en el espectador, algo básico en un equipo chico como el nacional.
Con un Butrón en el último tramo de su carrera, creo que el arco de la selección estaría en buenas manos de recaer en el ‘Loco’ Erick Delgado. Quizás haya que esperar que el crédito se le agote al golero de la San Martín, pero no me cabe dudas que el candidato número uno a cerrar las Eliminatorias –proyectándonos desde el nivel actual de los postulantes- debería ser Delgado, un arquero que desde que apareció la tuvo complicada; un sujeto al que ya no detestaré como cuando apareció, pero que igual sigue sin caerme nada bien. La diferencia con aquel joven Erick que apareciera en el 2002, es que esta versión evolucionada sí tiene de qué jactarse, y eso, guste o no, hay que saber aceptarlo. Lo digo con claridad y sin vergüenza: Delgado es superior, holgadamente.