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martes, 25 de enero de 2011

El obrero elegante

Hay quienes gustan de Josepmir Ballón. Es cierto que es un volante correcto, de pie criterioso e inteligencia para el traslado del balón. También es cierto que, para ser un centrocampista, este joven jugador recorre la cancha de forma atípica para la mayoría de jugadores peruanos en el puesto. Una cosa es acaparar espacios con inteligencia más que con velocidad y fuerza y otra es, simplemente, no tener capacidad para las debidas coberturas o para generar ocaciones de gol para su equipo. Él tiene ambas.

Ballón, de 22 años, fue una de las apuestas de Ángel Cappa para River Plate, un fichaje que ilusionó a muchos peruanos que, optimistas -para variar-, creyeron ciegamente en el éxito de su compatriota, quien fuera uno de los últimos jugadores en incorporarse al equipo nacional en ese fracaso llamado Eliminatorias Sudáfrica 2010. Aunque entiendo la calidad de Cappa como técnico, así como su gusto por un buen libro y los pasesitos bonitos, no digiero cómo buscó en el jugador peruano una pieza de la columna vertebral de un grande de Argentina. Ballón, es cierto, tiene condiciones, pero no es ni el Batman ni el Robin de ningún mediocampo.

Por supuesto, tuvo  buenas actuaciones en San Martín, pero jamás demostró ser irremplazable, tanto así que el campeón peruano no sufrió con su partida, pues fue bien suplido por Adan Balbín, otro joven con proyección, aunque de presencia más picapiedrera. Los dotes de Ballón recaen en algo tan simple -aunque a veces escaso para nuestro particular medio- como saber cómo y cuándo limpiar una jugada, tener la paciencia para retroceder una iniciativa de ataque o el no caer en el juego brusco de matón de barrio. Esta "limpieza" para el pase la traduce también a tareas defensivas. No siendo un 'pulpo' ni un 'puma' del mediocampo, su corte defensivo podría ser confundido con la elegancia de quien es un obrero que marca tarjeta de salida con las manos y uniforme de trabajo limpios. No asiduo a cometer infracciones alevosas, habría que preguntarse si el muchacho es, en efecto, un buen defensor.

Lo que peor hizo en Argentina fue la marca. Confeso de su lentitud para el cruce o anticipación y conciente de la falta de fuerza para el choque, Ballón daba signos de ser un jugador promedio en un puesto que requiere nota sobresaliente en algunos aspectos del juego. Con menos rodaje que en la San Martín y sin ninguna actuación que valga la pena recordar, su futuro en River Plate parece destinado al silencioso fracaso.

Recientemente medios argentinos, incluído el portal oficial del equipo "millonario", recalcan la nula trascendencia del peruano y dan por hecha su eventual salida. Markarián, técnico de nuestra engreída y alicaída bicolor, ha manifestado su deseo de seguir contando con él a pesar de sus pocos minutos de juego. No es ningún secreto que Ballón es parte importante en su esquema, como un mariscal que distribuye con lógica y sapiencia la fuerza y sector de los ataques. Sin embargo, desde este rinconcito de post, les damos la primicia de que Josepmir no es el mejor peruano en ese puesto. Otro jugador, 10 centímetros más bajo, 9 años mayor y de características diferentes lo supera: Rainer Torres es el motor que necesitamos para andar mejor.
El jugador de la 'U' tiene más dinámica, mayor velocidad para la salida, mejor visión para asistir a los de adelante, mayor peso ofensivo y una marca más certera. Posee mayor experiencia traducida en ventaja para aquello en lo que Ballón tiene como una de sus principales virtudes: ubicación en la cancha. Como mediocentro, enlace del campo propio y rival, Rainer ofrece mayor protagonismo, más variantes de juego, mayor empatía con los compañeros sobre el césped y, sobretodo, siempre abandona la jornada habiéndose ensuciado como obrero, quizás por su formación crema para el aguerrido despliegue.

Ballón es, sin duda, material de selección (peruana). Incluso titular, a quién engañamos. Pero existe un mejor valor para esa posición del campo, quien quizás no tenga su ascendente pasado con partidos en sub 17 y sub 20 (2007, cero puntos en dicho torneo), pero sí con experiencia europea y mayor kilometraje con el uniforme de la selección. El presente y futuro de nuestro mediocentro, sin embargo, parece pertenecer al ahora cuestionadísimo jugador de River Plate. Esperemos que la franja roja de la selección le siente mejor que la del equipo argentino.

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