Luis Guadalupe desata diferentes opiniones, algunas de alta estima y otras de celosa resistencia. Su manotazos mientras cubre el balón producen críticas ya caseritas de los programas de fútbol, mientras que su salida desde el fondo de la zaga con balón controlado provoca quererlo como a una mascota que realiza su primer truco o a una abuelita que anota su primer gol en el PlayStation.
Con unas de cal y otras de arena, 'Cuto', espigado central moreno de poco salto y cabello, ha logrado mantenerse vigente en la recta final de su trayectoria futbolística. Haciendo un breve repaso, Luis Guadalupe ha sido capitán en sus últimos dos equipos, ambos de provincia. Fue líder del Aurich sensación de Franco Navarro y volvió a lucir el brazalete adornando el brazo en el León de Huánuco subcampeón 2010, también de Navarro.
El Aurich le ha vuelto a contratar, detalle no menor, pues este club es un verdadero ciclón del dinero. El Presidente de los rojos del norte, el señor Oviedo, no escatimó gastos para el plantel del 2010. Sus pretensiones de título quedaron alejadas de la realidad, es cierto, pero se trata sin duda de una institución con suficiente capital como para conseguir refuerzos de nivel. Sin duda, los gastos anteriores obligan a una importante mesura al momento de las contrataciones para la presente temporada, pero aquello no quiere decir que se le hará contrato a jugadores de escaso nivel.
'Cuto', se quiera o no, ha sido un fichaje importante. Olvidándonos de su nombre y apellido, se trata de un defensa fuerte y de gran talla, con pasado de selección y un importante kilometraje en el campo de juego. Como otro plus: conoce desde la interna el pasado reciente del club; incluso fue el capitán del equipo mostrando un buen nivel -digamos, para este olvidado rinconcito del mundo-. Ahora, pongámosle nombre y apellido a este fichaje y las apuestas sobre en qué fecha golpeará a un rival, cometerá un penal alevoso o meterá un autogol con el taco empezarán a rodar sin prisa pero con fuerza.
Este defensa, más cerca del retiro silencioso que la gloria del ídolo con hinchada limeña, nos ha entretenido con una carrera llena de altibajos, carisma y humildad. Humildad no por su estratosférico nivel de juego y en mérito de no vangloriarse del mismo, sino para poder llorar sin vergüenza ante las cámaras de televisión por la final perdida ante aquel reto imposible llamado San Martín, en lo que era la hazaña de su vida con el contexto que suponía.
Quizás se le recuerde más por el lejano pero vergonzoso problema con el ex árbitro Alberto Tejada, o por ser aquel jugador de la cancha que encendía a ambas hinchadas, una que vitoreaba sus largas trancadas a campo rival y otra que simulaba sonidos de primate en celo cada vez que tocaba el balón o mostraba cierta torpeza en sus movimientos. Acaso tendrá una temporada más para dejar su huella, aunque sea a punta de carisma o ingeniosas frases de arenga. Sabemos de su hambre de triunfos, por más que haya renunciado a una Libertadores histórica por el porvenir de su familia. Falta esperar el arranque del torneo 2011 para verle en el campo, quizás por último año con la cinta de capitán.
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