(10 MINUTOS ANTES DEL PERÚ - URUGUAY)
Que nadie lo malinterprete. Markarian es un buen técnico, un estratega serio, capaz y con la experiencia que encaja en el perfil de profesional que nuestra alicaída selección requiere. Tiene en su peruano currículum un lejano subcampeonato de Libertadores —con jugadores ya retirados—, que permanece en nuestra retina como si fuese la proeza del pasado fin de semana.
Que nadie lo malinterprete. Markarian es un buen técnico, un estratega serio, capaz y con la experiencia que encaja en el perfil de profesional que nuestra alicaída selección requiere. Tiene en su peruano currículum un lejano subcampeonato de Libertadores —con jugadores ya retirados—, que permanece en nuestra retina como si fuese la proeza del pasado fin de semana.
Por fin lo tenemos como técnico nacional y tiene el aval de casi todos los peruanos. Irónicamente, sus estrategias ha tenido que ceder buena parte de nuestra identidad futbolística, esa de la picardía tribunera, del mediocampo talentoso para la huacha y la defensa dubitativa en los córners.
Se aplaude su predilección por el cero en propia valla, una meta para cualquier técnico, pero prioridad para pocos. Ha fortalecido nuestra zaga con marcadores-zagueros como lo son los correctos Vílchez y Revoredo. Con esta seguridad atrás, ha preferido potenciar las bandas con el inamovible Vargas y los correlones Carmona, Guizasola o Advíncula. Compacta el medio con jugadores de puen pie y traje de obrero para asegurar el quite y el buen pase. Arriba, algún solitario con presión inacabable como lo fue Fernández o un atacante experimentado como Pizarro, Farfán o el hoy titular Guerrero. Un esquema sin dudas y duro de roer.
Este humilde post, sin embargo, no aplaude el método del kilometraje para asegurarse un puesto en el mediocampo; la supremacía de Ramos como uno de los principales relevos en lugar de Contreras; la presencia de Carrillo en demérito de los mayores y mejores minutos de Cueva. Pero, sobretodo, no se entusiasma un ápice al ver nuestro soso ataque.
Sí, para poder ganar hay que aprender a no perder, sobretodo nosotros, los últimos de Sudamérica. Sí, ahora nos paramos bien frente a selecciones de menor o igual jerarquía que nosotros. Sí, las pelotas paradas para el rival ya no son el cuco de antes, al menos por ahora. Pero, por favor, nuestro ataque es lento, predecible y poco efectivo. Nuestros resultados han sido favorables, pero este post, quizás aún temeroso frente a las últimas experiencias internacionales, no se cree el cuento. El "Mago" aún no ha dado con la fórmula para hacer verdadero daño al rival.
No siempre "Cachito" va a notar una volea fantástica o nuestro portero atajará un penal importante. No siempre jugaremos en superioridad numérica —como contra Senegal— o contra canadienses ingenuos en defensa. Sería bueno añadirle un poco de chispa a los buenos resultados mostrados hasta ahora. Pero, qué duda cabe, Perú se ha vuelto en un equipo compacto, dueño de una idea sólida y simple: no perderlo para poder ganarlo.
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